miércoles, 19 de mayo de 2010

Reportaje N°2


La idea que nace del gobierno de Ricardo Lagos aún no se ve concretada

Valparaíso como polo tecnológico: Una asignatura pendiente

(Por Ricardo Arancibia y Rocío Vásquez)

Hasta el momento el Edificio Tecnológico de CORFO en Curauma ha sido la única iniciativa concretada, no bastando, ya que ser un polo tecnológico es más que sólo tener empresas de tecnologías.

Chile, por lo menos durante sus últimos años, ha comprendido lo importante que es la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) con el fin de alcanzar la meta de ser un país desarrollado. En este sentido conceptos como el de “polo tecnológico” se asocia al del fortalecimiento de un territorio en el ámbito de la industria tecnológica. Por esto, en junio de 2005, el en ese momento Presidente de la República, Ricardo Lagos, inauguraba el Edificio Tecnológico de CORFO en Curauma V Región, poniendo la primera piedra hacia la construcción de Valparaíso como polo tecnológico.



Pasados 5 años pareciera que tuvimos una partida de caballo inglés, ya que aunque el Edificio Tecnológico fue una excelente iniciativa en la que hoy funcionan importantes empresas del rubro, esto no basta para que Valparaíso sea un polo tecnológico.

Para la directora de investigación de la Universidad de Valparaíso, Doris Oliva, “un polo tecnológico es un ambiente, donde cohabitan la generación de conocimientos y las empresas, entonces es fundamental que exista investigación y desarrollo, y emprendimiento”. Todo pareciera indicar que la vinculación de la sociedad con estas empresas, no ha sido desarrollada de la mejor manera.

Universidades y emprendimiento: los actores faltantes

¿Por qué Valparaíso? Se dice que por su cercanía a Santiago, por su buen clima y el potencial universitario en la zona. Mas al parecer estas razones sólo quedaron en eso, sin llegar realmente a lograr una sinergia entre los actores que deben ser capaces de generar un polo tecnológico.

El Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC), como filial de CORFO, es parte fundamental del apoyo que reciben los emprendedores para salir adelante. La institución brinda ayuda en áreas como alfabetización digital y apoyo a los procesos de postulación vía Internet de forma gratuita, pero cuando se habla de quienes emprenden en el área de la innovación tecnológica, la coordinadora de proyectos de SERCOTEC, María Elizabeth Stitchkin, asegura que es poco lo que se genera. “La mayor parte de la innovación se está realizando a nivel de gestión en los negocios, mas que en tecnologías propiamente tal. Los ejes principales en que nos enfocamos son el turismo de intereses especiales, los servicios alrededor de la vida universitaria, y la fruticultura primaria”.

Por su parte desde la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de información (ACTI), que tiene oficina en el Edificio Tecnológico en Curauma, reconocen en su página web que “lamentablemente la mayoría de las Mipymes ven la tecnología como un gasto y no como una inversión”. Por lo que para ellos es un desafío acercar la innovación más dura a los emprendedores.

Así, el emprendimiento en la V Región no se ha volcado hacia una potenciación del área tecnológica, como una política que vaya en el rumbo de un Valparaíso como polo tecnológico. Por otra parte las universidades, aunque tienen un gran potencial en el área de la I+D, no parecieran dejar todo su potencial en la región y en las áreas de la tecnología en las que se enfocaría un polo tecnológico.

El especialista en bioingeniería de la UV, Guillermo Avendaño, opina: “En cuanto a la
posibilidad de convertir a la región en un polo tecnológico, sólo falta decisión
política y asignación de recursos, como los que actualmente aporta CORFO pero con menos restricciones y mayores ayudas técnicas a los innovadores. La idea es macroproyectos de desarrollo científico tecnológico como lo hicieron en Japón y Corea, no pequeños aportes con muchas restricciones y controles”.

 Según Avendaño muchas de las “numerosas mentes dispuestas” que egresan de las universidades en la Región de Valparaíso terminan haciendo tareas de servicios, cuando lo que en realidad deberían hacer es aportar al desarrollo del país creando tecnologías en distintos rubros.




[La universidad Federico Santa María utiliza la incubadora (3ie) para fomentar el emprendimiento innovador]


En la teoría la importancia del rol que cumple el emprendimiento y las universidades en la innovación está claro. En la Agenda de Innovación 2010 – 2020 del Consejo de Innovación para la Competitividad (Cnic) se puede encontrar:

Promover el emprendimiento innovador es fundamental para el descubrimiento de nuevas áreas dinámicas con ventajas para el país y, por lo tanto, para la diversificación productiva de la economía.

El Consejo recomienda hoy que la meta de llevar el gasto público en I+D al 0,7% del PIB se alcance ya no en 2021, como se había planteado en la Estrategia de Innovación, sino cuatro años antes, en 2017.

La Agenda de Innovación y Competitividad aborda de manera especial la contribución que las universidades pueden hacer al desarrollo económico del país (o Tercera Misión con la convicción de que estas instituciones pueden y deben transformarse en verdaderos protagonistas y catalizadores de un proceso de transformación productiva.

Más en la realidad no se observa que se tomen medidas potentes en función de una participación conjunta entre el gobierno, universidades, emprendimiento y privados.

Dificultades extra

El 26 de agosto de 2009 Brasil aprobó la ley que permite reducir los impuestos para La Asociación Brasilera de Empresas de Tecnología de la Información y de la Comunicación (Brasscom). En cuatro meses las compañías se ahorraron cerca de 70 millones de dólares por la baja de impuestos tributarios.

“Estamos muy felices con una conquista más que llegó en un momento óptimo para el sector y que demuestra la importancia que el sector tiene para el país”, señaló Antonio Carlos Rego Gil, presidente de Brasscom en el 2009 a la agencia internacional EFE.

Sin embargo, el panorama en Chile es muy distinto a los que viven otros países como Brasil, Inglaterra o Costa Rica. “El problema de acá es que existen muchos impuestos, entonces no vienen empresas grandes a instalarse. Es como lo que paso con Intell que al final prefirió irse a Costa Rica porque le daban mayores beneficios”, afirmó Alejandra Urra, coordinadora de proyectos I+D de la Univesidad de Valparaíso
El paisaje sigue siendo más desolador cuando nos damos cuenta que no existen las capacitaciones necesarias para que las empresas tecnológicas puedan funcionar adecuadamente. “Muchos vienen acá y traen multinacionales, pero si tú no puedes contestar el teléfono porque no sabes el idioma y te llegan llamadas de todos lados es difícil salir adelante. Además, tienen que ofrecerles mejor expectativas de las que pueden tener en otros lados, porque o sino prefieren estar en México, Brasil u otros lados”, enfatizó la coordinadora de proyectos de la Universidad de Valparaíso. 
Debido al terremoto que azotó a Chile el pasado 27 de febrero de este año, el presidente de la República, Sebastián Piñera decidió subir los impuestos tributarios a las empresas de nuestro país, para así poder paliar de alguna forma la catástrofe económica que nos dejó la tragedia, por lo que lamentablemente tomar acciones como las de Brasil con el fin de lograr un polo tecnológico se verá postergado por unos cuantos años más.


La panacea del polo tecnológico

No cabe duda que las empresas de industria tecnológica otorgan una serie de beneficios a los países, ya que progresan en el ámbito innovador, crean emprendimiento y contribuye en la economía. Brasil y Argentina han sabido entender los beneficios de la industria tecnológica y han logrado ser uno de los países que han desarrollado fuertemente esta industria.
           
En América Latina los polos tecnológicos prosperan con rapidez según algunos expertos, ya que buscan alcanzar el desarrollo para sus países. Uno de los ejemplos más memorables a nivel mundial es Sillicon Valley, en Estados Unidos, en la localidad se ubicaron cientos de empresas tecnológicas con un  sólo objetivo: el de innovar.



Pero además en la localidad de Sillicon Valley se encuentran dos de las universidades más reconocidas, la de Stanford y la de California, lo que permitió la unión de empresas y universidades que lucharon juntas por el mismo fin. De esta mezcla se logró sacar el primer video juego, el Mouse y el notebook entre otros inventos que han tenido un éxito fulminante.

Si queremos que Valparaíso se convierta en un polo tecnológico es necesario no solamente que se bajen los impuestos tributarios a las empresas de la industria tecnológica o que se capaciten a sus trabajadores, sino además que se logre una unión entre universidades y empresas que juntas puedan sacar adelante proyectos innovadores, algo que en la actualidad no se ve en la ciudad porteña.

“Ahora, con el nuevo gobierno hay un signo de interrogación sobre qué va a pasar con estos temas. El Consejo de Innovación para la Competitividad partió con el programa de gobierno de Michelle Bachelet y ahora habrá una reestructuración, es posible que SERCOTEC se termine o se fusione con algunas cosas de innovaChile de Corfo”, señaló Doris Oliva.

La directora de investigación de la Universidad de Valparaíso, además agregó que existen otros percances. “Existe otra variable, que es la reconstrucción del país luego del terremoto que va a tomar fondos que eran para investigación y desarrollo. El problema es que si no se tiene claro el futuro de esto estamos perdiendo tiempo”.

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